ENVENENAMIENTO
DE PERROS (por Aníbal Vallejo, presidente de la SPA de Medellín)
Todavía
se escuchan los chillidos angustiados de los perros envenenados en el municipio
de El Carmen de Viboral y muchos se preguntan por qué tenía que suceder muerte
tan cruel.
En Barbosa a la Asociación
Protectora de Animales le envenenaron cuatro perras que habían recogido de las
calles que es el lugar donde van a parar por la indolencia humana. Si
estorbaban en las calles también en su refugio hasta donde llegaron a envenenarlas.
A Magdalena, vocera de la entidad, como que no la escuchan, solo los lamentos
de los agonizantes taladran las conciencias de sus victimarios. Dicen que el
albergue municipal está abandonado y por ello particulares son los que se
conduelen del sufrimiento animal. A las cuatro perras envenenadas les siguieron
otros cinco.
En Pereira la Fundación Nuevo
Amanecer informa de casos similares. En Cerritos, en el barrio Las Nieves de
Bucaramanga, en el Conjunto Residencial Villa María Orquídeas de Suba, en la Unidad
Residencial Torremolinos y el Parque del Ingeniero de Cali, en la Urbanización
Villa de Santa Cruz de Santa Marta, aquí, allá, en Caracas (Venezuela) en el
Conjunto Residencial Sans Soucí, adentro, afuera, con amos, sin dolientes.
El alcalde de El Carmen de
Viboral argumenta tener superpoblación canina e inculpa a alguien preocupado
por los animales de crear expectativas falsas con un albergue regional.
Responsabilidades que van de un lado para el otro, mientras los perros siguen
siendo las víctimas de la intolerancia.
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