sábado, 25 de agosto de 2012

37 SUFRIMIENTO DE LAS "MASCOTAS" ABANDONADAS


ENVENENAMIENTO  DE  PERROS  CALLEJEROS... (1)

CARTA ENVIADA POR EL SR. JUAN CADAVID LÓPEZ  AL DR. GABRIEL JAIME GUARÍN ALZATE, SECRETARIO SECCIONAL DE SALUD DE ANTIOQUIA.  (PRIMERA PARTE)

Asunto: Derecho de petición.    Medellín Junio 11-003

Señor Secretario:
                                           Yo, Juan Cadavid López, mayor de edad y vecino de Medellín, identificado con la cédula de ciudadanía 8.237.789 Medellín, muy respetuosamente me dirijo a usted para exponerle la siguiente situación.

Hace algún tiempo escuché versiones en el sentido de que, en desarrollo de campañas de salud antirrábicas, se practicaba en Antioquia el sacrificio doloroso, por envenenamiento de perros callejeros. Averiguando y averiguando, di con alguien que me dijo haber sido testigo presencial (según él, en ese tiempo hacía ya unos tres años o algo así) presenció un caso de esos, y me autorizó expresamente a citar su testimonio y a mencionar su nombre. Se llama Mauricio Bedoya, quién en el tiempo de su conocimiento conmigo, se desempeñaba como Presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Rionegro.
El caso de que, según él mismo, fue testigo presencial, se registró en el municipio de Santa Fe de Antioquia. Según versión suya, tal práctica se extendía en aquel tiempo a todo el país. (El no era funcionario ni empleado del servicio, pero presenció en persona el operativo).
Algún tiempo después,  decidí, por insinuación suya, a dirigirme en persona a las instalaciones del Servicio Seccional de salud, donde previa cita, sostuve diálogo directo, personal y más o menos extenso, con el entonces responsable del programa, doctor Jorge Bolívar. De tal diálogo, obviamente no quedó acta ni otro tipo alguno de registro materia, pero conservo nítidas en mi mente mis respectivas conclusiones personales, que expongo, sucintamente, a continuación:

I. El doctor Bolívar no hablaba a título meramente personal, sino como funcionario del programa. En tal carácter fue muy claro en manifestarme:

1). Que el programa no podía desperdiciar un remanente de estricnina de que disponía en algún tiempo pasado; dando a entender así que este veneno sí se había utilizado en el exterminio de perros callejeros, como parte de aquella campaña antirrábica.

2). Que de algún tiempo para entonces, el empleo de estricnina con estos fines había sido prohibido.

3). Que, en todo caso, el personal de la campaña de salud antirrábica estaba autorizado expresamente, mediante directrices administrativas internas escritas, para emplear venenos diferentes de la estricnina en el exterminio de perros callejeros, como parte de dicha campaña.

4). Que el programa no podía darse a la tarea de acudir a procedimientos de eutanasia (es decir de "muerte indolora"), como la aplicación, por inyección, de anestésicos, Eutanex, etc., porque no podía exponer a su personal al riesgo de acometidas y contagios por parte de perros enfermos de rabia.

5). Que tampoco acudía al empleo de armas de fuego (para eliminar instantáneamente y sin dolor a caninos), pues no sería bien visto por la comunidad que personal de salud en ejercicio en sus funciones anduviera armado.

En general, o en resumen, me quedó muy claro que él era partidario del exterminio de perros callejeros por envenenamiento, como parte de la campaña antirrábica de salud humana.                                                                                                 

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