ACEPTEMOS LA REALIDAD…
De que la gran mayoría de las “mascotas” son maltratadas y/o
abandonadas, tanto en las ciudades como en el campo. Y que al ser abandonadas,
tienen que soportar: Depresión, angustia, miedo, hambre, sed, frío,
ultrajes, envenenamientos, atropellamientos por vehículos, y al final terminan
sus vidas después de tantos martirios y de una prolongada agonía.
No usemos más la negación y la racionalización.
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